miércoles, 13 de marzo de 2013

La taquilla, las vidas, la medicina.


Me encontraba de rotación por Italia, después de un 5º de carrera francamente duro en el que tuve que hacer frente a problemas de salud, a la pérdida de la vocación médica y a muchas asignaturas pendientes que no tuve la capacidad de afrontar, lo que menos me apetecía era irme todo un verano a Italia a hacer prácticas clínicas a un hospital católico. 

Había sido culpa mía, yo mismo había echado la solicitud en 4º de carrera, pero no contaba con mis circunstancias de ahora. Estaba exhausto, sin saber como reconducirme, con asignaturas pendientes, con pocas ganas de hospital y con necesidad de descanso. 

Para colmo me encontraba en cirugía, un servicio que no me interesaba y donde nadie se percataba de la presencia de un estudiante erasmus. Apenas me hablaban y cuando lo hacían era en otro idioma, a desgana, de forma despectiva y que por poco que dominara entendía que era para que me quitara de en medio. 

Suena el despertador, las 6.45h... no puedo más, otra vez al hospital (me había pasado la tarde anterior estudiando para los exámenes de septiembre y estaba agotado). Salgo de la cama, meto a toda prisa el fonendo, la bata y mi farreras de bolsillo y corriendo para el metro. Trasbordo con un tren y llegada a a las 8 menos 10 al hospital. !Rápido! que llego tarde a la sesión. Allí lo de todas las mañanas, sentarme el último y durante 45 minutos casos sin un atisbo de docencia, en otro idioma, cuestiones complejas, técnicas quirúrgicas, problemas del servicio... y yo intentando apuntar el máximo de cosas posibles para no perderme en el pase de planta. Hoy alguien me habla, por lo que consigo entender me dice que bajo a quirófano, que siga al residente que acaba de salir corriendo al escuchar que hoy tiene que hacer de niñera. 

Ahora a ver donde cojones está el quirófano y como diablos consigo un pijama... Tras 15 minutos de odisea parece que he encontrado los quirófanos y que un celador muy amable me ha indicado donde puedo coger un pijama y que quirófano es el de cirugía general. Me meto en los vestuarios, ¿donde dejo mis cosas?, bueno las esconderé por aquí ya que no me han dado ninguna llave de taquilla ni el residente me ha ofrecido guardarlas en la suya (de hecho no se muy bien quien es, ha salido corriendo al escuchar que me iba a ir con él). Parece que es este... pone colectomía en la puerta. 

Cuando entro todos los presentes me desean la pena de muerte con la mirada, mi residente muy amablemente y con tono paternal me dice (traduzco) "ponte ahí y no molestes". 1 hora, 2 horas, 3 horas, 4 horas... empiezo a estar agotado, no me dejan ver nada, entre el cirujano, el residente, 2 enfermeras, el anestesista y 2 más que no se muy bien quienes son, tienen completamente tapado el campo quirúrgico. Me acerco a los monitores de anestesia, a ver si por lo menos puedo mirar como va el paciente, "no toques eso" me dice de nuevo amablemente mi residente con la aprobación del anestesista. TIC TAC TIC TAC.... a todo esto veo una silla vacía en la esquina del quirófano, no puedo más, necesito sentarme aunque sea solo un minuto, cuando me dirijo a sentarme otro grito  "oye esa silla es para mi" me indica dulcemente el anestesista (la silla lleva 1 hora sin ser utilizada por nadie) "¿Por qué no te vas a dar una vuelta y ahora vienes?" me musita de nuevo mi amigo residente. 

Salgo hecho un pokemón del quirófano, mezcla de frustración, enfado, cansancio y decaimiento... a punto de reventar vuelvo a los vestuarios, me esconderé un rato (espero no molestar aquí) y de paso comprobaré que no me hayan robado lo que he dejado antes. En días como estos me pregunto porque aguanto todo esto, porque no lo he mandado ya todo a la mierda... me quito la mascarilla, tiro el gorro al suelo y me quedo mirando fijamente las taquillas de los cirujanos. 

Al fondo observo una taquilla que es diferente a la del resto, con las prisas antes no había podido verla, ¿qué es lo que tiene pegado?, me acerco un poco más y lo examino con cuidado. Parece códigos de barras, tienen números, como los que se utilizan para identificar a los pacientes. Este cirujano (al que no pude conocer) tiene en su taquilla pegado los códigos de los pacientes a los que ha podido salvar, a los que les ha mejorado la vida!!!! Increíble... durante unos segundos no pude reaccionar. El resto de cirujanos pone pegatinas, fotos de tías (si, tal como suena), horarios, dibujos... pero este médico ha forrado su taquilla de la razón para que a pesar del agotamiento, de los obstáculos, de las dificultades...seguir adelante. La razón por la que estos días puede que valgan la pena. La razón para intentar convertirse en un BUEN MÉDICO, que parece que todavía, hoy en día, los sigue habiendo. 



14 comentarios:

  1. Curioso relato... No te desanimes por como sean los demás que hay gente para todos los gustos... Intenta ser tú aquel buen médico que cambie la visión de los que vienen por detrás :)Y verás qué bien te sientes contigo mismo ^^

    Un besote!!!!

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  2. Hola Miriam, gracias por comentar! Te gustó la foto? ^^ un besote y ánimo con el tour de los hospitales!

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  3. Guau...
    Yo este año estoy un poco de desgana... Reconozco que me pasa un poco los años impares... jeje Luego en los pares me entra un subidón... El año pasado estaba feliz de la vida y este... En fin. Desganada... aburrida.

    Las prácticas de cirugía, me parecen de lo peor. Y eso que no me están tratando mal del todo!!!
    Los anestesistas son los más majetes. Hoy me han alcanzado un alza!!! Sin yo pedirlo ni buscarlo.
    Y un residente, el otro día me dijo que me iba a lavar en la siguiente operación!!! Aluciné. Finalmente no fue posible, porque tenía un seminario de micro de asistencia obligatoria... genial :p

    Sé que hay prácticas que desaniman. En otras.. me quedaría todo el día... En el primer cuatrimestre apuraba las horas en hematología y en vez de dedicarme a lo que tenía que estudiar, me liaba con la hemato por las tardes porque era mi motivación.

    La foto me encanta!!! Hay muuuuchas cosas por las que cambiar. Nunca te dejes llevar por lo que piensen el resto de médicos que algún día te rodeen. Si quieres ser buen médico hay que ir a contracorriente. No hace falta que un gerente te dé la enhorabuena. Lo que hace falta es que tus pacientes salgan por la puerta con una sonrisa en la boca. Y créeme, que eso se puede ver incluso en las peores circunstancias. =)

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    1. jaja, que gracia lo de los años impares, yo me desmotivé a partir de las clínicas, aunque quizás en sexto recuperé un poco la ilusión. Aquí en Cádiz desde luego los que mejor nos trataron fueron los anestesistas del hospital, un servicio muy agradable con los estudiantes (aunque la profesora titular no lo era tanto) ¿Te gusta la hemato? eso que me dices es vocación, queda poca gente así ^^ un abrazo y gracias por comentar.

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  4. Es un curioso relato,siempre habrá gente que tenga vocación y eso le hace seguir a pesar de todo :) A mí tampoco me entusiasma la cirugía,la idea de pasarme horas en el quirófano,ya sea mirando o cortando y cosiendo no me gusta demasiado,así que entiendo la frustración que tenía que ser que encima te tocase cirugía ^^' Un abrazo :)

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    1. Yo me quedé impactado con la imagen, y me resulta preciosa. La veo muchas veces cuando me vengo abajo. Somos más de médicas Bea, jaja. Un abrazo enorme!

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  5. Según fui leyendo el texto, he rememorado ciertas sensaciones parecidas que viví en algún momento durante la carrera. Esa sensación de "no pintar nada", de que "molestas, estorbas", de que "a nadie le importas una mierda" la he tenido yo más de una vez, así que no me quiero imaginar que encima fuera en el extranjero, lejos de todo y con un idioma extraño. La verdad es que le quitan las ganas a uno de seguir adelante, de replantearse dónde nos hemos metido ... hasta que aparece alguien o algo para recordarte el porqué estamos aquí.

    A mí tampoco me gusta la cirugía, y por lo que veo son las prácticas donde menos de dejar ver/aprender ...a mí también solían taparme el campo y acababa dando minisaltos por allí detrás con la ilusión de llegar a ver un trozo de intestino o un bisturí, qué se yo.

    Bueno, mucho ánimo...nunca debemos olvidar porqué hemos llegado hasta aquí ;)
    Un abrazo!

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    1. Hola Irene! Gracias por pasarte, después se quejan los cirujanos de su fama, pero bien que la crían en muchos sitios, jaja. Toda la razón, nunca tenemos que olvidarla ^^
      Un abrazo enorme!

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    2. Que bonita entrada. Mirare esta foto cada vez que decaiga un poco. Yo tenia una libreta pequeña dobde apuntaba los nombres de mis pacientes y sus telefonos con su consentimiento y tras el alta les llamaba para revisarles y que me contaran que tal los tratamientos y demas. Era muy reconfortante saber que les ayudabas y que me recordaran con tanto cariño. Unos lo hacian como la medica chiquitita, otros como la doctora que me ingreso desde urgencias, y algunos como parte de su familia. Muchos venian a visitarme al hospital solo para saludarme cuando pasaban cerca y en esos momentos sabes porque te hiciste MÉDICO y merece la pena cuando te dan un beso o un abrazo y te transmiten su agradecimiento. Lo mejor de esta nuestra profesion son los pacientes, nunca debemos olvidar que trabajamos para ellos, porque sanarles o al menos aliviarles con nuestra sabiduria y buen hacer es o debe ser nuestra mejor recompensa. Un abrazo a todos y animo porque tenemos una suerte que muchas veces olvidamos

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    3. Hola compi! Gracias por pasarte y comentar, para mi es todo un honor. Que comentario tan estupendo, me parece muy loable todo lo que has dicho y ojala hubiera más médicos así. Ya sabes, este es nuestro año! Un abrazo!

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    4. Podemos y nos lo debemos. Abrazo fuerte!

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    5. Compartimos destino compi! y nos apoyaremos! un abrazo grande!

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  6. Ánimo, que pasa rápido.

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